Origen del apellido
Linaje aragonés. En el "Nobiliario de Reinos y Señoríos de España", don Francisco Piferrer hace constar un suceso que él mismo no se recata en catalogar como "inmoral".
La historia es la siguiente: Don Sancho "el Mayor", casó con doña Caya, señora del Val de Aibar, del castillo de Vera, de quien tuvo a don Ramiro, que le sucedió en el reino.
Casó después con doña Elvira, hija del conde don Sancho de Castilla, de quien tuvo tres hijos: don García, don Fernando y don Gonzalo.
Resentido don García de que la reina no permitiera que se le diese uno de los mejores caballos, en ocasión en que estaba ausente el rey, concibió tanto despecho y odio contra su madre que utilizando malas artes, hizo que sus hermanos acusaran a su propia madre de estar en íntimas relaciones con un caballero, que la había aconsejado la negativa del caballo, llamado Pedro de Sese.
Enterado el rey, lo primero que hizo fue poner a su esposa en prisión, en el castillo de Nájera y habiendo reunido a su Consejo para tratar tan grave caso, se determinó que la cuestión del honor de la reina se solventase mediante el "juicio de Dios", tan en costumbre en aquella época. Un caballero debía lidiar en defensa del honor de la reina. Ninguno se atrevía a salir para enfrentarse a los tres infantes acusadores.
Fijado el día del combate, se presentó el otro hijo del rey, el infante don Ramiro y fuera por miedo, por arrepentimiento y reconociendo lo odioso de su injusta acusación, los tres infantes dijeron la verdad en confesión a un monje.
Éste, ante la gravedad del asunto, dijo toda la verdad al rey quien ordenó la libertad de la reina, que fue proclamada inocente, con gran satisfacción del infante don Ramiro quien obtuvo del rey su padre la autorización para colocar en sus armas la divisa "Veritas vincit" y de ahí el apellido Vera.
Habrá que añadir que si bien la reina doña Elvira perdono, como madre, a sus tres hijos, como reina no pudo por menos de recompensar al noble y honrado don Ramiro concediéndole el Señorío de Aragón, que le pertenecía por haberlo recibido en concepto de arras de su esposo.
 
El apellido Vera podría encontrar sus raices en Numa Pompilio, segundo rey de Roma entre 716 a. C. y 674 a. C. del cual descienden nobles emperadores, patricios y políticos romanos tales como; Trajano, emperador romano desde el año 98 hasta su muerte en 117, Adriano, emperador del Imperio romano (117-138) y Marco Aurelio, emperador del Imperio romano desde el año 161 hasta el año de su muerte en 180, nieto paterno de Marco Annio Vero (en latín: Marcus Annius Verus) político del Imperio romano que vivió durante los siglos I y II. 
Desde Roma emigraron los Vero, asentandose en distintos lugares de Europa adaptando el apellido a las lenguas habladas en sus respectivos destinos; quienes se asentaron en Grecia, usaron el apellido Verus. En Flandes e Inglaterra, se usó el apellido Veres y en España se prefirió el apellido Veras.
En España, los primeros depositarios habrían sido don Carlos y Luis de Vera en el siglo XI,​ hijos de Ramiro I de Aragón, considerado como el primer rey de Aragón.​ Se le habría dado como significado «verdad» tras el apoyo de Ramiro I de Aragón hacia Nuña Elvira,​ aunque también se esgrime que proviene de Geloyra de Vera, madre de Carlos y Luis y señora del Castillo de Vera, descendiente de Numa Pompilio.​
Según algunos estudiosos, el apellido Vera proviene de la zona Aragonesa, concretamente Fernando González-Doria, señala dicha procedencia, y añade que a lo largo de su Historia, el apellido se expandió por las tierras de la Provincia Ibérica, para luego llegar a América Latina.
Por razones fonéticas y lingüísticas, el apellido posee varios derivados, cada uno con su historia, por ejemplo el apellido compuesto "De la Vera" con títulos nobiliarios, procedentes de lejanos tiempos de reconquistas, en que los caballeros prestaron servicios a reyes y nobles que lucharon contra los musulmanes.
En el "Nobiliario de los Reinos y Señoríos de España", don Francisco Piferrer señala que, en la región aragonesa de España, un conflicto familiar dio origen al lema del escudo nobiliario “Veritas vincit” (La verdad vence).
En la heráldica del apellido figuran un escudo de plata y un águila que sostiene en su pico una cinta celeste ondulante con el lema “Veritas vincit”.